La comunicación es el factor clave en la pareja, es la herramienta que hace seguir adelante pese a las adversidades. Compartir los problemas y sentimientos es imprescindible en algo que se llame de verdad amor.
Para que exista comunicación, debe haber la voluntad de ambos de comunicarse. Uno al otro debe hacer ver esta necesidad por la buena salud de la relación.
La recepción, el escuchar y no dejarse llevar por las ideas propias en cualquier discusión es otro requerimiento. Todo lo que sea posible, es mejor apartar la subjetividad y los sentimientos, analizando racionalmente la situación.
El respeto no se debe perder en ninguna situación. Es mejor abandonar la relación si no hay respeto mutuo. En base al amor existente, o al del pasado, el respeto se debe mantener por muy grave que sea el hecho que originó el conflicto. Si no es bidireccional es síntoma del adiós.
En una pareja hay dos obviamente, y los dos son entes diferentes, con sus pensamientos, objetivos, con pasado y presente, con circunstancias que les han forjado a lo largo de la vida. En consecuencia no es imprescindible estar de acuerdo en todo, porque siempre habrá situaciones con diferentes puntos de vista.
Cuando una de esas situaciones se produce además de la comunicación debe haber una negociación, en la que sin renunciar a la personalidad de cada uno, lleguen a un punto de entendimiento común en el que nadie procure perder, y si se pierde en alguna parcela, lo mínimo posible y alternando cada vez quien pierde.
Cuando existe un conflicto grave es necesario más que nunca respetar el espacio personal del otro, sin agobiar y dejando tiempo para la reflexión y el análisis de la situación. La presión siempre es mala, aunque nunca el diálogo.
Si las mujeres se comportan de forma diferente a los hombres en el amor, también en la comunicación: ellas utilizan más la palabra y la discusión, ellos el lenguaje y las acciones no verbales. Ellos puede huir de los problemas ocupando su mente y tiempo en otras actividades en vez de enfrentarse al conflicto. La mujer debe aprovechar las oportunidades, sin forzar nada para arreglar las cosas.
Además cabe señalar que en los momentos de crisis es frecuente dejarse llevar más por la emoción y los impulsos, y en caliente pueden soltarse cosas que en frío jamás se dirían, incluso realmente no se pensarían. Por tanto, es mejor no tener en cuenta ciertas palabras que fuera de ese acaloramiento no se pronunciarían.
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