La mirada la tenía pegada a tu cuerpo hace más de un año. Te veía ir y venir en tu andar descuidado y me encantabas más. No me decidía a confesarte cuanto te deseaba. Si no tuviera enamorado, mi deseo hace rato hubiera sido realidad. Menos mal que, finalmente, pude cumplirlo.
Mi relación se había convertido en una rutina sin novedades. Una ruleta sin sorpresas, donde siempre terminaba cayendo en la misma pesadez. Amo a Mauricio, de eso estoy segura. Lo que no tengo claro es por qué no me sigue atrayendo igual. Siento un deseo creciente de querer deshacerme de él, pero cada vez que lo pienso, siento que sería la peor decisión. Mauricio es el hombre perfecto para mí y no lo voy a dejar. Sin embargo, Pablo no es perfecto y eso me atrae más. ¿Cómo explicarlo?.
Alguna vez me tocó estar junto a él, cuando nos ordenaron trabajar juntos. Intenté todas las estrategias que utilicé en mi vida, para saber si le gustaba. Lo único que conseguía era ambigüedad. Pablo es un tipo desgarbado, algo misterioso, seguro solo de su nombre. Todos me contaron de su 'vicio' por las chicas lindas. Eso no me desanimó para nada. Un día logré conversar horas con él. Me contaba sobre sus viajes, sus miedos y los sueños que nunca creería cumplir debido a su dejadez. Pero, siempre terminábamos igual. Me dejaba el sí con sabor a no.
Hasta que al fin. Hace unas semanas coincidimos en una fiesta. Nunca pensé que iría. Es más juraba que no aparecería. Estaba harta de planear encuentros que finalmente nunca se cumplían. Así que decidí embarrarme el rostro de maquillaje, ponerme el mejor vestido y olvidarme de él. Llegué y ahí estaba Pablo, solito para mí. Mauricio no se imaginaba donde estaba. Creía en su absurda lógica que yo me encontraba durmiendo abrazada de algún recuerdo suyo. Yo, en cambio, estaba más ansiosa que nunca. Sentía que por fin podía concretarlo. Nos vimos y la noche desapareció en nuestras manos. Bailamos, tomamos cerveza y algunos tragos de esos que nunca recuerdas sus nombres. No recuerdo en qué momento me llevó junto al baño.
El lugar era tan oscuro que apenas y pude distinguirlo. Solo sentí su bigote rosándome los labios y su cuerpo alborotando mis hormonas. Siempre quise estar así contigo, me dijo. Hasta que por fin me lo dijiste, le respondí. Lo que siguió solo persiste en mi mente. Mauricio me llamó al día siguiente y yo sonriente le conté que había tenido el mejor de los sueños. Ahora, solo pienso en él y lo peor de todo es que no me arrepiento..quiero más.
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