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Querida Amiga:
Cuanto tiempo hace que no sé nada de ti, el tiempo pasa y mis recuerdos son más grandes y duraderos.
Me acuerdo por ejemplo del primer beso, no sé si tu te acuerdas, creo que sí, fue en tu coche, recuerdas, fue sobre las once de la noche, en medio del bosque, te acuerdas de la luna llena, como tus ojos y temblorosa como mis piernas. Con la radio puesta y tu cinta de tu cantante favorito, no te lo digo, ya que espero que te acuerdes de ese instante que tus labios rozaron los míos, me acuerdo hasta del instante, que dijo “no olvidaré esos ojos negros”, te acuerdas…
No recuerdo nada más que cerré los ojos, y tus labios húmedos empañaron los cristales de tu ventanas, la luna se escondió en ese instante, o quizá fui yo, que perdí la conciencia, ya que fue un dulce y cálido segundo que duró siglos, ya que aún llevo tu perfume en mí.
No sé si esto te hace recordar, creo que no se podrá olvidar el instante después del primer beso, cuando al abrir los ojos, tu aún los tenías cerrados, separé un instante mis labios de los tuyos, la luna volvió a salir queriéndome decir, bésala de nuevo, que yo me oculto, y efectivamente, una nube se puso entre ella y nosotros, y de nuevo volví a besar tu boca llena de sabor a ti, te apreté con toda mis fuerzas y perdimos la conciencia los dos, no recuerdo nada más, bueno no quiero recordar cuanto tiempo pasó, pero aún me tiemblan las piernas.
Sólo te escribo estas líneas para decirte que no sé nada de ti, ya que hace un instante te he dejado sola en la habitación, para escribirte esta carta, que espero que no se abra nunca, ya que son recuerdos, y como tal, se quedan dentro.
Espérame, voy a besarte de nuevo, en nuestra habitación, y la luna detrás de los dos.
13 de noviembre de 2009
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